Las vacas también sufren de estrés
Por otro lado, para combatir situaciones de estrés metabólico, como el periodo de transición, otro micromineral entra en escena: el selenio (Se). El selenio tiene una función importante en la reducción del estrés oxidativo a través del Se que contiene la enzima glutatión peroxidasa (GSH-Px). Esta enzima protege el tejido del daño oxidativo.
En el caso del selenio, la dosis recomendada es muy baja, con restricciones/límites de inclusión (incluso legal en UE) de-bido a su toxicidad. Bajo este contexto, resulta aún más importante escoger fuentes que nos aseguran que esa pequeña dosis empleada alcanza el tejido diana. En este caso, el rumen de nuevo actúa, pues el selenio es reducido por las bacterias ruminales, especialmente en condiciones de pH bajo figura 3). Para reducir el efecto del microbiota ruminal sobre el Se y viceversa, así como asegurar una mayor biodisponibilidad, y una nutrición de precisión, deben utilizarse fuentes de Se adecuadas. Estas deben ser:
- Fuentes sintéticas: por su homogeneidad en la concentración, a diferencia de las levaduras selenizadas, y
- L-selenometionina: por su digestibilidad: 100%, y eficacia metabólica: 100% con respecto a otros compuestos sintéticos disponibles en el mercado
Las fuentes selenio inorgánico no son efectivas para cubrir necesidades nutricionales (Andrieu et al., 2008, Mehdi et al., 2016, Hosnedlova et al., 2017), pues se ha demostrado que la absorción es muy reducida: 13% en terneros (Costa et al., 1985), 10-16% en vacas no lactantes (Koening et al., 2009, 1991), y 14% en vacas gestantes y en lactación (Kamada et al., 1998). Una vez atravesado el rumen, es necesario considerar la digestibilidad. La digestibilidad de la levadura selenizada es de aproximadamente el 80%, y partiendo de una concentración mínima legal (en Europa) de 63% de L-selenometionina, el selenio orgánico biodisponible que se reduce al 50%, es decir, la mitad que la L-selenometionina sintética.