Criar animales en sistemas sin antibióticos es un desafío. Una gran pregunta es cómo hacer frente al aumento de la presión patógena y optimizar la salud intestinal. Cuando está desequilibrada, la microflora puede tener un gran impacto en la digestibilidad de los nutrientes. La digestibilidad de las grasas, en particular, se verá afectada en gran medida por las bacterias que alteran la función de los ácidos biliares, componentes vitales para digestión de las grasas. Estas bacterias son más pronunciadas en los tractos
gastrointestinales desequilibrados y constituyen una amenaza especialmente cuando el uso de antibióticos es limitado. La baja digestibilidad de la grasa implicará una pérdida de energía que no estará disponible para el crecimiento. Para contrarrestar esta situación subóptima, se puede añadir un emulsionante nutricional a la dieta. Este aditivo no solo ahorra costos en animales sanos, sino que también ayuda a los que presentan problemas de salud intestinal.
Los ácidos biliares como emulsionantes naturales
La digestión de las grasas depende en gran medida de los ácidos biliares, junto con la lipasa pancreática y la colipasa. Los ácidos biliares, sintetizados en las células hepáticas, actuarán en la interfase lípido/agua y ayudarán a la formación de micelas, agregados de grasa en el agua en forma de esferas. Las micelas que contienen ácidos biliares aumentan la actividad de la lipasa hacia la digestión de los lípidos. Antes de la secreción en el intestino, la conjugación con la taurina o la glicina tiene lugar en las células del hígado para formar ácidos biliares conjugados (Figura 1). Sólo los ácidos biliares conjugados son capaces de actuar eficazmente como emulsionantes. Las formas no conjugadas son insolubles en el agua debido a su estructura molecular específica y a las subsiguientes propiedades ácido-base y se excretan en las heces. Ambas bacterias intestinales comensales, simbióticas y patógenas son capaces de hidrolizar el enlace de la amida y eliminar la glicina y la taurina. El Clostridium perfringens, por
ejemplo, ha demostrado que expresa altos niveles de la enzima hidrolasa de la sal biliar. Cuando se hidroliza, la sal biliar se encuentra en su forma no conjugada y pierde su
capacidad de actuar como emulsionante natural, lo que da lugar a una disminución de la digestión de las grasas.